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Writer's pictureMiguel Esteva Wurts

Chill'-ango in Texas - el semanal


Entre Halloween y las elecciones, los jardines de la colonia pululan con calabazas, brujas y banderitas partidistas. Por suerte, el vecino de enfrente, quien hace cuatro años colocó una inmensa bandera con la horrible cara del Trump, visual con la que amanecimos no sé cuantos días en vísperas de las elecciones del 2020, ahora solo puso unas calabazas en su puerta. El tema es naranja.


  • Ayer empecé a limpiar el garaje. Prometí hacerlo apenas bajara el calor y con eso de que llevamos una semana que apenas rebasamos los treintas grados, ya no tengo excusa. Arranqué temprano, no vaya a ser que con esto del cambio climático el calor repunte y nos quedemos con el garaje lleno de cosas inservibles que nomás ocupen espacio para cuando lo del Apocalipsis (ver abajo). Lo primero de lo que me deshice fueron dos sets de enciclopedias jamás abiertas por mis hijos en su educación escolar. Quiensabe’ porque hicieron el viaje desde la CdMx cuando nos mudamos hace más de una década. Dieciséis tomos de la Salvat Editores (la roja), esas cuya información acerca de la fotosíntesis fue transcrita, palabra por palabra, para mi tarea de Ciencias Naturales en quinto año de primaria a pesar de las advertencias de Miss Dulce y por eso pues ni idea del proceso, solo que para ejemplo de algo, sumergimos una hoja de árbol en alcohol y se puso blanca; doce tomos de La Historia de México, cuya historia nacional se detiene en México ’86; un libro de macroeconomía y otro acerca de plantas (que algo incluiría acerca de la fotosíntesis). Transporté la colección completa al "Used Books" donde pensé que siendo que estaban en idioma español me darían las gracias y terminaría tirando todo a la basura, pero en vez me dieron treinta dólares. Usé dieciséis para comprar un libro.



  • Tiré varios cuadernos de cuando estudié en la universidad. De vez en cuando, en el grupo de Whats’ de los de primaria, hay quienes mandan fotos de exámenes o tareas que guardaron de cuando cursamos quinto año con la citada Miss Dulce, previendo supongo, que algún día en el futuro presumirían exámenes o tareas en un grupo de Whats’. Yo guardé cuadernos de clases de sociología y teología, no entiendo porque. Entre lo que tiré fue mi primer intento de novela, escrito en esa época. Me creí muy original porque escribí en un rollo de los de papel termal de los que se usaban para los faxes, rollo que robé de la oficina de mi papá. No me atreví a leerme, enterita a la basura. El martes se la lleva el camión.


  • Admito, extraño la furia del Twitter (X). Leí un artículo listando razones por las cuales no votar por Trump. Ningún republicano lo leerá. No entiendo para que gastar en publicarlo. Es como escribir algo que se doble en alabanzas para el AMLO, ¿quién lo leería? No obstante, imagino el enojo en Twitter (X) criticando el artículo, alegando que no es senilidad el que el personaje “baile” cuarenta minutos con cara de que apenas se acuerda ni lo que es ser un viejillo libidinoso.


  • No sé si es porque el mercado para quienes vemos el futbol americano está muy enfocado a los ‘red blooded Americans’, pero los comerciales son, o de cerveza, o dramáticos y nacionalistas. Ayer vendían unos alimentos preempacados en unas bolsas de plástico que se ve aguantan la segunda venida de los velociraptor. “Cuando nos llegue el futuro, primero escaseara la comida” advierte una güera en la pantalla quien se ve probó todo. Por 199.99 dólares te mandan dichas bolsas de plástico selladas con comida que alcanza, según explican, quince días para una familia de cuatro. No dicen que pasara después de esa quincena, menos con el quinto de la familia. ¿UberEats?


Leyendo: We Solve Murders (Richard Osman) meh.

Viendo: El beis. Slow Horses

Escuchando: +The Cure, The Strokes.


See ya' el siguiente Tuesday!

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Chilango in Texas

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