Texto de mi mamá: “Su padre organizó una comida en el San Angel Inn con sus cuates del Patria”. Los programas de inteligencia y de espionaje del actual presidente los tendrán fichados como el revolucionario Escuadrón Bolchevique: Núñez, Andrade, Barragán, Graham, Esteva.
No eran sus cuates cuates, de los que se picaban la panza cuando adolescentes. Son los cuates que quedan del bachillerato de su amado Instituto Patria de hace más de setenta años. En el San Angel Inn, el suyo será un grupo bebiendo margaritas, Riberas del Duero, y con un chaser del antiácido favorito.
Mi Jefe supuestamente ya no maneja (“bueno, el restaurante está cerca de la casa”, será su excusa), pero igual quedó en pasar por uno de sus cuates a las dos de la tarde. “No vive lejos” lo excusó mi mamá. Así que agarró el coche, se escapó y fue por su colega de lucha, mismo que, según el texto de mi mamá, lo esperaba, gruñendo vestido y alborotado desde las once y media de la mañana para su comida de las dos de la tarde.
Ya platicaré con mi Papá cuando lo vea el sábado en su comida de cumpleaños, pero seguro me dará detalles de quien está sordo, quien ido, y quien ni ido ni sordo pero que ya no ve nada o tiene problemas para comer o que sigue siendo un necio incorregible.
En su comida seguro repetirán las mismas hazañas de hace setenta años, listarán los nombres de sus compañeros de clase, esa lista de quienes ya se adelantaron. Recordarán, hablarán de aquellas niñas —ahora octogenarias—, esas que inundaban sus ojos; de logros deportivos, de excursiones. Reirán. Regresarán a tener 16 años, al Padre Mesa, a la cancha de fútbol, a las clases de civismo, a cuando pasaron esa semana en Veracruz. A las seis de la tarde seguían allí nos comunicó mi Jefa. Seguro seguían chismeando riendo, siendo adolescentes octogenarios sin querer desprenderse uno del otro, de querer alejarse más de esos chavos de dieciséis que fueron.
Siempre fue mi Jefe quien incitó estás convocaciones. Él y Nuñez. Antes se juntaban en El Pallares, el restaurante español que estaba en la Nápoles, reservaban una mesa enorme. Ahora, en la foto que les toma el mesero, todos elegantes, todos vestidos de blazer y sonriendo, la mesa redonda de cinco parece quedarles amplia.
El sábado vuelo a la CdMx. Es su cumpleaños 87.
Comments